Descubrí el té matcha hace unos años y desde entonces se ha vuelto parte integral de mi rutina diaria. Lo primero que noté fue el aumento de energía sostenida y un estado de alerta calmado, sin los nervios que a veces me causa el café. Esto se debe a la combinación de cafeína y L-teanina, un aminoácido que promueve la relajación sin inducir somnolencia.
El matcha es rico en antioxidantes, especialmente en EGCG, una catequina que ayuda a combatir los radicales libres y puede tener propiedades anticancerígenas y protectoras del corazón. Además, estudios han demostrado que el consumo de matcha mejora la atención, el tiempo de reacción y la memoria. También puede ayudar en la pérdida de peso al aumentar la termogénesis y mejorar la oxidación de grasas durante el ejercicio.
Otro beneficio que he notado es su capacidad desintoxicante. La clorofila en el matcha ayuda a eliminar toxinas y metales pesados del cuerpo. Incorporar el té matcha en mi vida ha sido una de las mejores decisiones para mi bienestar, no solo por su sabor y el ritual de prepararlo, sino también por los beneficios para la salud que he experimentado y que están respaldados por la ciencia.
